Alas

Ángeles caidos del cielo, por su propia voluntad, para vivir entre los hombres y las mujeres, con ellos, como ellos. Amor, miedo, valentía, dolor, indiferencia y dolor. Querer decir con el cuerpo lo que con las palabras a veces no basta. Y, sobre todo, poder hacerlo. Saltos, piruetas, conversaciones con las manos, con el cuello, con las extremidades, retorciéndose en ángulos y formas imposibles. Haciéndo fácil lo extremadamente difícil. Blanco, negro. Alas.

Y todo esto desde el segundo piso, segunda puerta, segunda fila. Y todo esto con mi amigo al lado. Y todo esto con una compañía maravillosa liderada por un N.D. fuera de lugar, fuera de tono, fuera de todo. No se si era peor verle u oirle. No se si era peor su voz nasal de constipado mitológico o su falta de fluidez en los movimientos cuando los comparabas con todos los que le rodeaban. Supongo que será ese ego insorportablemente grande que tienen todos los bailarines/as unido a ese ego inaguantablemente enorme que tienen todos los coreógrafos/as. Yo soy el que mejor bailo. Yo soy el que mejor monto. ¿Pero acaso esperábamos otra cosa los que ya sabemos de qué va esto?. Haciendo fácil lo extremadamente difícil. Haciendo odioso lo que debería ser humilde. Blanco, negro. Alas.