A todos los que pensáis que Star Wars es el culmen del cine, Peter Jackson un genio del celuloide o Lobezno el mayor de los héroes os digo que estáis un pelín equivocados. Ser friki es divertido, mucho, pero no os quedéis ahí. Existieron por ahí nombres como Eisenstein, Kubrick, Wilder, Fellini, Kurosawa o Coppola que añadieron algo mágico al cine, una chispa emocionante que hace merecedor a esto de las pelis de ser llamado arte (el séptimo creo).
Parece que me he tragado lengua, de la mala. No hay nada de malo en ser un frikazo, pero si que lo tiene perder la perspectiva. El cine, como la literatura, los comics y todo esto, es divertido. Y a veces, es arte. Que nadie se rasgue las vestiduras por que Indiana (mi héroe preferido), es mayor, no vaya detrás de ninguna reliquia cristiana (como no fuera a robar la sábana santa), o vaya contra los rusos porque a lo mejor lo que simplemente haya pasado es que los que hayamos envejecido hayamos sido nosotros, no él.
Pero a mi, me ha encantado. Yo me lo he pasado genial, echaba de menos el sombrero, el látigo y esa cara de... Indiana (no sé como definirla). Y sobre todo, me ha encantado volverla a ver. A la única, porque ni Willy ni Elsa estuvieron nunca a la altura.