viernes, 16 de mayo de 2008

Tehanu o el canto a la vida

Yo sé que desde bien pequeñito, como John Galliano, tengo tendencia a la espantajería y a la mamarrachez. Pero hay veces que uno se emociona y se pone serio. Uno se emociona al ver lo tonto que es su amigo cuando dice que es malo (¿o no sabes todavía que un punto amargo es sexy?) por tener pensamientos que todo el mundo hemos tenido alguna vez. O cuando a la persona que más quiero en el mundo se pone triste y amargada por tener, más que padres, una penitencia y lo sufre en silencio. Cuando mi tía va a borrar un fresco que hacía a esa casa tan especial.

En fin, que uno de cuando en cuando, deja ese espíritu repelucoso y esa libertad creativaaaar y frikitonta para sacar un atisbo de sensibilidad, de mirada interna y de pensamiento poco frívolo. Y hoy, viendo la estupenda película de Gorô Miyazaki, hizo de Hayao, adaptación de las novelas de Ursula LeGuin (nunca lo suficientemente valorada), te das cuenta de lo importante que es la muerte, la incertidumbre, el no saber qué va a pasar. Te das cuenta, como dice Gavilán, de lo bonito que es esto de vivir, donde los humanos llevamos en el conocimiento del final, la tragedia y la fortuna de la ola en el mar que es la vida de cada uno.

Y si no te queda claro, susurrando, te lo digo: Mi verdadero nombre, es Tehanu.

2 comentarios:

Mara dijo...

me encantó la peli, que bonita y que pedazo de dibujos...
a la vuelta más pelis!!!

Sergi García dijo...

mas pelis y mas polvos !