lunes, 10 de diciembre de 2007

Momentos

Ha sido un fin de semana lleno de momentos. Momentos muy felices. Por eso he esperado en acumularlos todos para postearlos hoy, ya lunes, a casi las dos.

He vuelto al circo. Al circo de verdad. Ese que arranca un ooh cuando sale un tigre blanco. Ese que no tiene música en directo pero en el que suenan acordes sacados de un concierto de Iron Maiden mientras unas motos amenazan la vida del jefe de pista dentro de una gran pelota de acero. Ese, el de los payasos. Ese, el de Javi. Le veo más ahí que en el Cirque du Soleil. Son tan distintos, pero tan increibles los dos. Magia por todos los rincones de una carpa helada en el que el viento, muy frío, se colaba para hacer poner a todos los presentes el abrigo, los guantes y algún que otro gorro. Con Ángel, con Virginia, con Mara.

He visto a Beowulf. Yo soy Beowulf. Con Pepe, con Alberto, con Mara. Una que se dormía, dos que se retorcían de gusto al ver al heroe sangrar. Y por cierto, queremos vérsela a Beowulf, que cual Austin Powers siempre disponía de algún mango (de espada) para taparse las verguenzas vikingas. Cenas sin hambre (menos mal) y una copa muy rica.

Me he ido a comer lechón, lechón, lechón. Segovia, rodeado de amigos por todos lados. Risas, muchas risas, proyectos de viajes, de juegos, de cervezas. Que ganas de salir de Madrid, de la niebla, del frio, de los malos rollos. Qué cerca está la felicidad, no en Segovia, sino donde estén ellos y ella. Tanto los de Segovia, como los del cine, como los del circo, como los de hoy. Y ella, que estuvo en todos lados. Que lo estará siempre y que espero que pronto lo esté mucho más cerca.

Y hoy, como broche final, he dejado de matar dragones para ir al culmen de los cuentacuentos. No sé si iré a otro porque seguro que te sale peor. Y sin el jodido violinista, cometas ni cartas que vuelan, nunca lo hubiera dicho. Silencios, risas, sonrisas que lo dicen todo, ojos brillantes y un hachazo tras otro. Yo me hubiera dado por aludida. Y si me hubiera dado por aludida, ahora tendría los ojos mucho más brillantes. Como los de una estrella. Como los de la mía.

En fin, un puente con momentos más que felices y un par de conclusiones: La importancia de llamarse Ernesto te puede llevar a la guillotina, el conocer a Oscar Wilde te puede llevar a la risa, no necesitamos carnet de conducir, cada uno tiene una estrella esperando y sí, Nicolas Cage es muy mal actor.



6 comentarios:

Mara dijo...

gracias a ti, por dejarme estar a tu lado

Jonay Ojeda dijo...

Como siempre muy fino en tus posts... enhorabuena Sergi!!
Me ha dado envidia y me he animado a actualizar mi blog al estilo nemo contra claro!!

Ángel Serrano dijo...

Gracias por lo del cúlmen. Amigo intelectual de la sala.

Fue un placer. De hecho, dos de los tres mayores placeres del fin de semana fue tu risa brillante con el artista invitado que se vino arriba el viernes, y el cuentacuentos en que me dijiste al intermedio te estás superando. Me sentí tan tan bien ahí arriba.

El tercer placer... las 13 horas y 45 minutos que van de las 18:15 del viernes a las 12:00 del sábado. Ya tu sabes.

Mara dijo...

joder cada día me entero de menos de vuestras cosas.
espero que algun dia alguien me cuente las cosas que yo no entiendo.
bss

Sergi García dijo...

El tercer placer no es apto para menores. Y asegurome que no fue con me mi conmigo

Mara dijo...

menos mal que no fue contigo porque sino me tendria que empezar a preocupar cada vez que me dices que te vas con ángel.jejeje
quiero que sepas que...de verdad me encantó ;)